Hubo un día en que David Pizarro se automarginó de la Selección de Chile: no le convencía el poco profesionalismo con el que sus compañeros de equipo se tomaban a la Roja y tampoco compartía los criterios generales de los entrenadores. Fue tras la Eliminatoria para el Mundial 2006 de Alemania, cuando su equipo no pudo clasificar. Desde ese momento, hasta ahora, decidió dejar los colores que lo vieron nacer hasta que Jorge Sampaoli logró convencerlo y volverá a jugar una Copa América después de 16 años.

No fue nada sencillo lograrlo. Marcelo Bielsa, apenas llegó, entendió que el volante podía ser clave para conformar un equipo vertical por su tremendo despliegue. Pizarro, aún así, de cara a uno de los hombres más serios del fútbol profesional, tampoco estaba convencido. Hasta la presidenta Michelle Bachelet intentó traerlo de regreso. Es que el mediocampista había quedado en la historia del pueblo chileno al conseguir la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de 2004.

Su carrera en el fútbol internacional fue impresionante: pasó por Udinese, por Inter, por Manchester City y, en la actualidad, es jugador de Fiorentina. Volvió en 2013, en la previa del Mundial de Brasil, pero para ese entonces no convenció a Sampaoli. Sin embargo, en 2015 se volvió un estandarte. E, incluso, logró algo impresionante: desplazó a Carmona y a Marcelo Díaz, volviéndose el principal candidato a ser el volante central titular del equipo frente a Ecuador, acompañando en el medio a otro histórico: Jorge Valdivia.

Así, regresaría a la Copa América, algo que no hace desde 1999, donde jugó en el equipo que en Paraguay consiguió el cuarto puesto. Es su revancha, con el pueblo chileno a su espalda alentándolo.