Fernando Alonso se ha confesado en ‘The Players’ Tribune’, una publicación estadounidense que se dedica a difundir contenidos y textos escritos por los propios deportistas profesionales. En un texto de más de 1.500 palabras, Alonso revela cuáles son los verdaderos motivos que le han llevado a participar en las 500 Millas de Indianápolis, renunciando para ello al Gran Premio de Mónaco de F1.
«El primer coche con el que corrí no fue construido para mí. Fue para mi hermana. Mi padre quería que ella pilotara karts, como hacía él. Así que le construyó un kart desde cero en nuestro garaje. El único problema es que ella era una niña de ocho años que no tenía interés en pasar los fines de semana corriendo por los circuitos de karting del norte de España. Así que me puso a mí en el kart con tres años de edad.
El kart era un poco grande al principio. No llegaba a los pedales, pero ajustamos el asiento, moví los pedales y lo hice funcionar. Me encantaba pilotar, pero también me gustaba pasar el tiempo con mi familia. Mi madre, mi padre, mi hermana y yo recorríamos los circuitos y pasábamos allí nuestros fines de semana. Todos los días corría durante unas horas y luego jugaba al fútbol con mis amigos. Esos recuerdos todavía están conmigo cada vez que salgo a la pista.
Aprendí mucho sobre pilotaje durante aquellos días, pero lo más importante es lo que aprendí sobre mí: Realmente, me encanta correr. Y por eso el 28 de mayo, en el fin de semana más grande en los deportes de motor, no estaré con mi equipo de Fórmula 1 en el Gran Premio de Mónaco. Estaré en Indianápolis, compitiendo en el Brickyard, porque necesito estarlo. La Indy 500 es uno de los mayores eventos deportivos. Los pilotos de todo el mundo lo saben. Yo pertenezco allí. Porque soy un piloto de carreras. Siempre lo he sido, y siempre lo seré.
El karting es correr en su forma más pura. Es una conducción estricta en circuitos pequeños con un montón de adelantamientos y batallas. Como piloto, aprendes el arte de correr en el kart. Como dije, mi padre construyó nuestro kart y la mayor parte de nuestro dinero era para los gastos de viaje, por lo que el kart tenía que durar un par de años. Incluso los neumáticos tenían que durar, porque sólo teníamos un juego. Pero ese tipo de problemas te ayudan a aprender.
Una vez, durante una de mis primeras temporadas, llovió en una carrera. Ese día vi un neumático de lluvia por primera vez. Lo llevaba otro coche que estaba a mi lado en la parrilla. No tenía ni idea de lo que era. Los neumáticos de los otros pilotos eran mucho más ásperos, dándoles mayor agarre en condiciones de agua.
Corrí con neumáticos secos bajo la lluvia, era todo lo que teníamos. Pero no fue algo extraño para mí, porque era lo que sabía hacer. Había estado pilotando con ellos durante un par de años, sabía lo que podían hacer. Tuve que ser más cuidadoso, más preciso. Yo sólo tenía seis años, pero me adaptaba sobre la marcha. Hacía trazadas más anchas en las curvas para poner el morro apuntando a la recta y volver a acelerar más rápido. Me adapté porque tenía que hacerlo. Aprendí y crecí, y me encantó.
Como lo tomé más en serio, también comencé a aprender más sobre las pistas donde pilotaba. Disfrutaba aprendiendo los detalles de un circuito, quería saberlo todo de cada vuelta antes incluso de montarme en el kart.
Cuando tenía 13 años, estaba mejorando rápidamente y empecé a pasar tiempo en Italia trabajando con un fabricante de motores y aprendiendo todo lo que podía. Fue allí donde empecé a tener una comprensión completa de mi kart. Además, tenía que faltar a la escuela cuando iba a Italia… y eso me gustaba. Estaba adquiriendo un tipo de conocimiento diferente.
En 1996 gané la Copa Mundial Junior de Go-Karting. Después de eso, mi familia y yo pensamos que podría tener un futuro en las carreras. Pero, ¿cuál era ese futuro? En los años 90 en España, la Fórmula 1 y las carreras de coches en general no eran muy populares. Nuestro país amaba el fútbol y las carreras de motos. Yo no sabía nada de los grandes campeonatos europeos de monoplazas. Ni siquiera sabía quién era Michael Schumacher. Sólo me dedicaba a correr.
En 2000, di el salto a la Fórmula 3 en Europa. Corrimos en algunos circuitos legendarios como Spa y Mónaco, y mis ojos se abrieron a la historia de los deportes de motor. Solía pensar que los circuitos de kart en España lo eran todo. Pero allí estaba, en Mónaco, y se presentó ante mí un mundo completamente nuevo. Entre las carreras de fin de semana, intentaba ver carreras grabadas de los pilotos de los que había oído hablar en el ‘paddock’. Pilotos como Schumacher, Ayrton Senna y Alain Prost. Y cuanto más aprendía de ellos, más me motivaba. Quería llegar a ese nivel.
Un año más tarde estaba en un coche de Fórmula 1 por primera vez. Después de mi primera temporada con Minardi pasé el siguiente año como piloto de pruebas para Renault. Un año después de eso ya era piloto titular. En 2003 conseguí mi primera ‘pole’ y podio en Malasia y mi primera victoria en Hungría. Recuerdo todas las victorias y los campeonatos. Pero algunos, como esa primera victoria, son especiales. Lo recuerdo todo de esas carreras, hasta lo que tenía para el desayuno en el hotel. Esas son las que amo. Un par de años más tarde, en abril de 2005, tuve otra de esas carreras.
Fue el Gran Premio de San Marino en Imola, en Italia. Me había clasificado en segundo lugar justo detrás de Kimi Räikkönen el día anterior. Pero el domingo por la mañana, mi equipo, Renault, tuvo un problema con nuestro coche. Uno de nuestros cilindros V-10 no funcionaba. Básicamente, teníamos un motor de 9 cilindros, lo cual no es lo ideal. Nuestro motor tenía menos potencia y éramos más lentos. Pensamos en reemplazar el motor por uno nuevo, lo que habría resultado en una penalización y nos habría mandado al final de la parrilla de salida. O podíamos seguir con el mismo motor y aceptar cualquier resultado que llegara. Nos quedamos con ese motor.
A sólo nueve vueltas de la carrera, Kimi se retiró debido a un problema de transmisión en su coche. Lideré la carrera durante las siguientes 50 vueltas. El coche estaba bien. Un poco menos de energía que de costumbre, pero yo tenía buen ritmo. Con 12 vueltas por delante y aún en cabeza de carrera, entré en boxes para poner neumáticos nuevos. Cuando volví a la pista, miré por mis espejos y todo lo que vi era de color rojo brillante. Rojo Ferrari. Michael Schumacher me presionaba con fuerza. Tenía más potencia ese día y… sí, era muy rápido.
Pero confiaba en mis recuerdos, en lo que había aprendido. Conocía la pista. Conocí el coche. Me adapté. Traté de mantenerlo detrás de mí a toda costa. Fue una batalla tanto mental como física. Michael se me echaba encima en cada curva, tratando de conseguir que el joven piloto cometiera un error. Pero no lo hice. Conseguí la victoria y todavía hoy es mi carrera favorita. O al menos una de ellas. Es difícil tener sólo una. Lo recuerdo con mucho cariño porque mi equipo y yo superamos los problemas de la mañana y utilizamos toda nuestra habilidad para conseguir esa victoria. No fue como en otras carreras. Era totalmente nuevo.
Ahora también es el momento de hacer algo nuevo. Una pista nueva, un coche nuevo, un mundo nuevo… Llevo pensando en la Indy cuatro o cinco años. Había visto algunas carreras, pero no sabía demasiado sobre el campeonato. Conocía algunos de los nombres y los equipos, pero básicamente todo es información nueva para mí. Así que he vuelto a hacer lo que me gusta: aprender. Todo el mundo, desde el equipo McLaren-Honda-Andretti hasta las personas que he conocido estos días en EEUU, ha sido muy útil.
Las únicas personas que no son tan útiles son los otros pilotos de Fórmula 1, porque están celosos. Jajaja. Es broma, es broma. Todos me apoyan y me desean buena suerte. Somos un grupo pequeño en el paddock de F1. Significa mucho cuando uno de nosotros lo hace bien en otra serie. Cuando Nico Hulkenberg ganó en Le Mans, en el WEC de la FIA en 2015, fue algo grande para nosotros.
Es difícil perderse el Gran Premio de Mónaco, pero la tradición de la Indy es tremenda también. Sigo escuchando a todo el mundo con quien hablo. No puedo esperar para la ceremonia previa a la carrera y el ambiente. Aquí estoy, un piloto veterano, pero es todo nuevo para mí. El himno, el circuito, la carrera… estoy muy agradecido de experimentarlo. Voy a intentar disfrutar el tiempo fuera del coche tanto como pueda. Porque una vez que llegue el fin de semana de la carrera será hora de correr.
Gracias a las pruebas de simulador, sentí que conocía mi coche antes de estrenarme la semana pasada en Indianápolis. Pero había una cosa para la que no podría haberme preparado: la sensación pura de potencia. Los coches de la Indy son un poco más simples que los coches de F1, por lo que es más puro. Hay menos agarre mecánico aquí, por lo que el acelerador tiene un poco más de fuerza. Me llevó un poco de tiempo estar cómodo, pero el equipo hizo un gran trabajo preparándome. Siento una gran emoción cuando estoy detrás del volante. No puedo esperar al 28 de mayo.
Como mi primer kart, este coche no fue construido para mí. No soy el piloto para el que estaba pensado, pero voy a hacer todo lo posible para que la gente que lo construyó se sienta orgullosa. Y tal vez esto será el comienzo de un nuevo viaje para mí también.
Y quiero dejar algo claro. No vengo para pasar una semana libre o simplemente divertirme. Soy un piloto de carreras, vengo para correr. Sobre todo, espero que esta sea una experiencia que pueda llevar conmigo el resto de mi vida. Espero que las sensaciones que tengo y las cosas que veo permanezcan en mi mente para siempre. Y espero que al final de esas 500 Millas haya aprendido algo que no sabía antes«.
Fuente: www.marca.com
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