Se cumplen 25 años de uno de los días más tristes en la historia del automovilismo: Ayrton Senna, para algunos el mejor piloto de todos los tiempos, moría tras un accidente en la séptima vuelta del Gran Premio de San Marino en Imola.
El brasileño impactó con su Williams en la curva de Tamburello. Todo por una barra de la dirección que se rompió y, además, le golpeó luego en la cabeza, como dictaminó el juicio posterior.
El Gran Circo quedó en ‘shock’, como todo Brasil. Unos días más tarde, en Sao Paulo, tuvo lugar su multitudinario y emotivo funeral. ‘Magic’ está enterrado allí, en Morumbí. «Nadie me podrá separar del amor de Dios», se lee en su tumba. Ese fatal día cambió la F1 para siempre, pues se hicieron obligatorios mayores y más estrictos controles de seguridad. El piloto se había ido y había nacido el mito, pues con sus tres títulos ya había dejado huella en niños como Fernando Alonso o Lewis Hamilton que vieron sus carreras y soñaron con emular a un ídolo con un carisma inigualable.
Fuente: www.marca.com
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